miércoles, 30 de noviembre de 2011

Fallece Diego Puerta, "Diego Valor"

Le llamaban Diego Valor

Diego Puerta Dianez nació en Sevilla el 28 de mayo de 1941, debutando en Aracena el 16 de septiembre de 1955. Se presentó en la Real Maestranza de Sevilla en 1957 y en Las Ventas lo hizo en 1958. En ese mismo año, el 29 de septiembre, tomó la alternativa en Sevilla, teniendo como padrino a Luis Miguel Dominguín y a Gregorio Sánchez como testigo y toros de Arellano. Alternativa que confirmó el 20 de mayo de 1960, siendo su padrino Manolo González y Chamaco el testigo. Entre 1960 y 1974, año en que se retiró, mató más de 3.000 toros.

1970 / Maestranza de Sevilla.- 
Diego ante un toro de Miura, "Escobero" al que le cortó las dos orejas

30 Noviembre 11 - Sevilla - Paco Delgado / la Razón.es/
Termina noviembre, el mes del luto, con una noticia no por esperada menos triste: Diego Puerta ha muerto. En la madrugada del día 30 fallecía en Sevilla, a los 71 años de edad y tras un fallo multiorgánico, el que fuera matador de toros y ganadero Diego Puerta, que arrastraba desde hacía varios años una grave enfermedad.

Diego Puerta Dianez nació en Sevilla el 28 de mayo de 1941, debutando en Aracena el 16 de septiembre de 1955. Se presentó en la Real Maestranza de Sevilla en 1957 y en Las Ventas lo hizo en 1958. En ese mismo año, el 29 de septiembre, tomó la alternativa en Sevilla, teniendo como padrino a Luis Miguel Dominguín y a Gregorio Sánchez como testigo y toros de Arellano. Alternativa que confirmó el 20 de mayo de 1960, siendo su padrino Manolo González y Chamaco el testigo. Entre 1960 y 1974, año en que se retiró, mató más de 3.000 toros.

Es, sin duda, uno de los grandes símbolos del toreo de los años sesenta del pasado siglo, una época dorada de la tauromaquia, con un par de docenas de diestros extraordinarios y un toro todavía encastado, repetidor y sin los kilos que enmascaran la falta de raza. Y entre tanto nombre de relumbrón, una terna quedó para el recuerdo y en la memoria colectiva: Puerta, Camino y El Viti. Por algo sería. Y hablamos de los tiempos de El Cordobés, Mondeño, El Pireo, Palomo, Curro Romero, Antonio Bienvenida, Gregorio Sánchez, Antoñete, Ordóñez, Chamaco...

La trayectoria torera de Diego Puerta está plagada de hechos insólitos y actuaciones heróicas. La historia de sus 1.148 paseíllos vestido de luces constituye la historia de una verdadera epopeya, narrada con mano maestra por Antonio Díaz Cañabate. Una de esas tantas tardes que por sí solas bastarían para entronizarle en el olimpo torero fue la del 30 de abril de 1960, anunciado con su primera corrida de Miura en Sevilla. Cómo sería aquella actuación en el quinto de la tarde, que cuando, desvanecido, llegó a la Enfermería el equipo médico de la Maestranza le recibió con una ovación cerrada. No se recuerda caso así.

"Hace tres horas - escribió Cañabete en ABC - que terminó esta corrida de otros tiempos. Aún estoy vibrando de una emoción que si desconocida por la mayoría de los espectadores que la sintieron en la plaza, para mí era un reverdecer de la que sentí en mi juventud. Cuando había toros de seiscientos kilos fieros y poderosos y toreros valientes como Diego Puerta, que no se impresionaban ante el poderío y la fiereza".
Representante y estandarte de la torería sevillana -su ciudad puso su nombre a una de sus calles-, a lo largo de su carrera, en la que se consolidó como una de las principales figuras de su tiempo, dejando el sello de torero tan artista como valiente -se le llamó Diego Valor- sufrió más de 50 cornadas, cuatro de ellas graves: el 21 de abril de 1963 en Barcelona; en 1972, una en Jerez de la Frontera y otra en Zaragoza y la última en 1974, también en Zaragoza, tres días antes de cortarse la coleta.

Tras su retirada se dedicó a la ganadería que había formado al poco de tomar la alternativa y durante varios años fue también empresario de la plaza de toros de Castellón.
Sirva su recuerdo de acicate y estímulo para las nuevas generaciones toreras y de bálsamo y gozo para quienes durante mucho tiempo disfrutaron de su arte, coraje, profesionalidad y valor. Fue, sin duda, un torero como pocos. / La Razón.es/

lunes, 28 de noviembre de 2011

La bufonada de Quito

La Feria de Quito y las Corridas sin Muerte


José Ramón Márquez
Madrid, 28-XI-2011
En Quito lo único que de verdad han quitado es la decencia. Eso es un pastel que se deberían haber comido los quiteños por su cuenta y razón, pero lo cierto es que han conseguido arrastrar a ese ridículo a unos cuantos toreros españoles a los que no se les han puesto bermejas las mejillas de ir a hacer el ridículo en la denominada “corrida sin muerte”, que es la paella o el arroz con leche sin arroz y la fabada sin fabes.

Enrique Ponce tiene una responsabilidad muy especial en este asunto. Si él hubiese declinado firme y amablemente su presencia en la mascarada, es previsible que un buen número de los toreros españoles que han estado allí no hubiesen comparecido. De alguna forma la presencia del Excmo. Sr. D. Enrique Ponce Martínez ha legitimado de cara a muchos apoderados el esperpento de la “corrida sin muerte”.

En el aeropuerto el de Chiva hace unas declaraciones en las que dice que él a Quito va a defender la Fiesta. Un brindis al sol, porque la fiesta no se defiende atacando su esencia, carreras ciclistas sin bicicleta, campeonato de Fórmula 1 sin autos. Pone como excusa la defensa de la Fiesta, un pretexto para ir a Quito a por la bolsa.

Ya lo decía el gran Salvador SánchezFrascuelo, a propósito de Lagartijo:

-¡Pobre Rafaé! Ha ido a acabar lo mismo que empezamos, pasando la gorra por los pueblos.

Una vez aceptada la bufonada, lo que sigue es ya más propio de un vodevil que de la tauromaquia.

Primero dijeron que para simular la ex-suerte suprema le darían al ex-matador un clavel reventón que le clavaría al toro en la espalda como símbolo de buen rollo y de que allí no pasa nada. Hubo quien propuso que en vez de un clavel se emplease un nardo, símbolo más preciso del afeminamiento de la fiesta, pero ninguna de esas opciones triunfó. Al final, como si el toro fuese unDrácula, pergeñaron la invención de simular la muerte armando al cómico encargado de esa tarea de una banderilla de plata. Acaso luego al toro, en la lobreguez del toril, también lo maten infamantemente con una bala de plata.

Bien. Pero una vez retirado el bicho para que le den el pasaporte donde nadie lo vea, como cuando se eliminaron las ejecuciones públicas, surge el gran problema de las orejas. Sabemos que el toreo de hoy día, el July nos lo ha recordado hasta la basca, no es nada si no se culmina con orejas, pero ¿cómo arrebatarle al toro vivo las orejas para que el triunfante farandulero pueda dar la vuelta al anillo? Ignoro como lo han solucionado. Lo primero que se ocurre es que le hiciesen entrega al comediante de un vale ocortycole por valor de una o dos orejas, que el beneficiario pasease el anillo exhibiendo el papelito y que retirase el apéndice una vez baleado el toro. Las reseñas, incólumes, nos hablan de que Fulano cortó (sic) una oreja y no desvelan más del prestigio.
Y luego, para que el mamarracho sea completo, el indulto. ¿Qué es hoy día una feria sin su correspondiente indulto? Bueno, pues al toro preindultado, como esas comidas que venden precocinadas, le confirmaron su condición y se volvió a la oscuridad del chiquero como sus hermanillos con un salvoconducto de la Municipalidad, a exhibir ante el de las balas de plata, de que a él no había que descerrajarle el tiro de gracia, por lo gracioso que fue en el ratito que estuvo en el ruedo.

Como estrambote final, la tontería de David Mora. Después de una fuerte voltereta que le dio uno de los preindultados, gritó enfadado: "¡El toro puede matar, pero el torero no!"

El torero puede y debe matar, que por eso se le llama “matador”. Lo que debe hacer el torero es no asistir a estas bufonadas, y así se evita tener que estar diciendo necedades.

La vergüenza de Quito

Festival Taurino-Flamenco Virgen de la Esperanza
Javier Conde es sacado a hombros de la Plaza de Belmonte




La vergüenza de Quito



Por Carlos Crivell / Sevillatoro 

Es necesario pronunciarse ante lo que está ocurriendo en Quito. Ya saben que se ha suprimido la muerte del toro en el ruedo. Después de este atentado, un grupo de diestros españoles han accedido a anunciarse en unas corridas desnaturalizadas en la que no hay suerte suprema. Ningún torero digno debería haberse prestado a esta pantomima.

Algunos opinan que es mejor que haya toros sin muerte a que no haya ni rastro de corridas. No estoy de acuerdo. La corrida de toros es la lidia y muerte de un toro. Si no hay muerte es otra cosa. Será una charlotada o lo que sea, pero que no les llamen corridas. Y quienes ostentan el título de matadores no pueden ser partícipes de este esperpento. Si Quito quiere evitar la muerte en el ruedo que celebre estos espectáculos, pero por favor que no los llamen corridas. Y los que se presten, de antemano, quedan ya marcados por actitud colaboracionista en algo degradante.

Y ya en el colmo de lo inexplicable, el ínclito Ponce aprovecha para indultar su toro cuarenta. Lo de los indultos de Ponce ya no se los cree nadie. Tanta patraña indultadota tiene su castigo. Cada vez que el valenciano indulta un toro, la gente se lo toma a pitorreo. Y aún más, Ponce llega a Lima y explica que eso de toros sin muerte no lo entiende “porque el toro merece morir en el ruedo y no de un tiro en el corral”. Pues que lo aplique y no haya sido uno de los colaboradores más señeros en la tomadura de pelo de Quito.

Otro torero colaborador ha sido David Mora. Es una pena que toreros emergentes con posibilidades se manchen en estos fangos. Ha protestado en el ruedo quiteño, pero ello no evita que también se haya prestado al juego, igual que Abellán o El Fandi.

Y luego el número penoso de ver a El Pana y a Javier Conde a hombros después de torear y no matar en un festival. Será que estas corridas sin muerte deben ser un cementerio de elefantes para los que ya son incapaces de ponerse delante de un toro serio y de ejecutar la suerte suprema como fin esencial de la corrida. Por mi parte, Quito no me ocupará ni un segundo más. Con su pan se lo coman. De lo que no tengo dudas es que este asunto les pasará factura a los que han ido a torear y no matar.
La mejor información taurina en http://www.sevillatoro.com

El mejicano El Pana es paseado a hombros por las calles del Quito colonial

LA FERIA DE QUITO: UNA IMAGEN VALE POR MIL PALABRAS